Orquesta Inclusiva, cinco años poniendo la música al alcance de todos

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  • Es un proyecto de ciudad, cooperativo, multidisciplinar y transgeneracional
  • A diferencia de otras formaciones que sólo buscan la excelencia, la Orquesta Inclusiva se basa en los principios del diseño universal y la accesibilidad

La Orquesta Inclusiva de la UVic hace cinco años que acerca la música instrumental a cualquier persona que lo desee sin necesidad de tener conocimientos musicales previos, sea dentro o fuera la universidad. Es un proyecto abierto a la ciudad, cooperativo, multidisciplinar, transgeneracional que, por más calificativos que se le quieran encontrar, no deja de ser algo excepcional por los valores de solidaridad, esfuerzo y compromiso que representa. Comenzó con treinta personas y ahora ya llegan a las cincuenta. Entre sus filas se encuentra personal de administración y servicios, profesorado, investigadores, personas jubiladas, personas con discapacidad, e incluso niños y niñas.

Sin lugar a dudas, uno de los motores de la Orquesta Inclusiva es el tándem que forman Lluís Solé y Mercè Carrera, director y ayudante de dirección, que imprimen un carácter muy especial a la orquesta. Según explica el propio Lluís Solé, la Orquesta Inclusiva surgió un poco de 'rebote', cuando el entonces jefe del Departamento de Expresiones, Miquel Pérez, nos propuso presentar ideas para hacer asignaturas de créditos RAC. «Yo presenté el proyecto de la orquesta y antes de que me dieran el visto bueno definitivo, la orquesta ya funcionaba a pleno rendimiento», afirma Solé.

«El único requisito para formar parte de la orquesta es querer estar ella»

Por qué se optó por este proyecto y no otro, es bastante claro. «Teníamos tres opciones: la primera, montar una orquesta sinfónica convencional, pero el contingente de músicos de la casa era muy pequeño y eso habría significado tener que alquilar músicos profesionales, pagarles un caché, como hacen otras instituciones, y llamarlos para actuar cada vez que lo requiriera la institución. Otra opción habría sido hacer grupos pequeños, uno de rock, uno de jazz, una orquesta de cámara y uno de música antigua, pero se habrían tenido que gestionar solos o yo me habría tenido que multiplicar para poderlos coordinar todos, lo que también era inviable. Por lo tanto, crear una orquesta inclusiva abierta y ecléctica, donde el único requisito para formar parte de ella fuese desear hacerlo, era la opción más factible», afirma el director.

Cuando se creó la Orquesta Inclusiva no había ningún otro referente conocido con las mismas características. Se conocían orquestas que incluían personas con discapacidad dentro de sus formaciones, y también alguna orquesta famosa por recoger niños de la calle para darles una formación musical de alto nivel. «La diferencia –afirma Solé– es que estas formaciones buscan la excelencia, mientras que aquí, en cambio, nos proponíamos basarnos en los principios del diseño universal y de accesibilidad que ya hacía tiempo que trabajaban el grupo de investigación en Atención a la Diversidad, con el profesor Robert Ruiz al frente».

Diseño universal aplicado a la música

De hecho, paralelamente a este proyecto, Lluís Solé hizo la tesis doctoral sobre cómo aplicar el diseño universal a la música instrumental para hacerla accesible a todos. El diseño universal se basa en crear productos y entornos utilizables para todas las personas, con la mayor amplitud posible, en base a los principios de equidad, flexibilidad, simplicidad e intuición, perceptibilidad, tolerancia al error, bajo esfuerzo físico, y tamaños y espacios apropiados al uso. Principios aplicables inicialmente en el diseño de edificios, pero que en este caso se han tenido que adaptar al campo musical. Una de las conclusiones importantes a que llegó es que por encima del diseño universal y de las metodologías «lo que importa son las personas, es decir, que lo que hace que las cosas funcionen es la actitud y la ilusión de la gente, más que ninguna metodología para buena e innovadora que sea».

«Lo que hace que las cosas funcionen es la actitud de las personas y no la metodología, por innovadora que sea»

Uno de los retos importantes de la Orquesta Inclusiva es que todo el mundo tenga su papel y que nadie se sienta figurante. «A una persona que no ha tocado ningún instrumento, es muy fácil que le guste ponerse allí en medio, pero para una persona que tiene un mayor grado de exigencia, puede ser desmotivador. Sin embargo, creo que todos encuentran en la orquesta tres aspectos muy importantes: poder tocar sin presión, poder ayudar a los demás y dar valor a la dificultad que entraña un proyecto de estas características. Todo ello hace que estos músicos lo vean como muy excepcional».

Un repertorio estimulante que signifique un reto

El repertorio es uno de las piezas clave que hace que el engranaje funcione. «Hay un repertorio conocido porque es más estimulante, pero también debe suponer un cierto nivel de dificultad y de reto», afirma Solé, que es quien adapta todas las partituras al nivel de cada persona para que todo el mundo tenga un trabajo que hacer y se sienta cómodo. «Primero empecé con piezas muy repetitivas, de tipo 'obstinado' (de estructura sencilla y repetitiva), pero con el tiempo me he ido abriendo a otro tipo de piezas. Es importante encontrar un repertorio que permita el diálogo pregunta-respuesta, o tutti-solo, por ejemplo». Uno de los problemas que encuentra es que cada año el panorama cambia, aunque cada vez son más los músicos que conforman una base estable. «Un año tienes un oboe muy bueno y te puedes plantear hacer un tipo de piezas, y al año siguiente no lo tienes, y tienes que hacer otras. Sin embargo, he ido aprendiendo a no convertir a nadie en imprescindible. Cuando hay alguien muy bueno que te aguanta una cuerda, tienes la tentación de darle más protagonismo, pero entonces resulta que se va tres meses de prácticas y la pieza no se puede hacer».

En este aspecto, la tecnología también le ha ayudado mucho, ya que le permite ser mucho más flexible y poder incorporar cambios en poco tiempo. «Cuando hacía todas las partituras a mano, cada vez que había algún cambio, o que alguien se lo repensaba, tenía mucho trabajo. En cambio, ahora todo se modifica con un clic, gracias a los programas de edición en línea, que me permiten hacer los arreglos con facilidad, definir particelas (partituras para cada instrumento) de una manera rápida y cómoda». Actualmente ya figuran en su repertorio bandas sonoras de películas como Piratas del Caribe, o Bohemian Rapsody, de Queen, o piezas de Beethoven y Bach. Y para la próxima temporada prometen Star-wars y el Bolero de Ravel.

«Ya no somos una orquesta que tenga que pedir perdón por desafinar»

Este año la orquesta conmemora el quinto aniversario y lo ha celebrado con un concierto de Navidad con los 10 mejores hits de su repertorio. Un éxito rotundo, tanto por el nivel de ejecución de las piezas como de público asistente. Además, a partir de este curso ya no se anuncia como orquesta inclusiva, sino como la Orquesta de la UVic. «Ya no somos una orquesta que tenga que ir pidiendo perdón por desafinar. En nuestros conciertos pasan cosas, porque la excelencia no es nuestro objetivo. Para ello ya existen las orquestas convencionales».

A partir de esta primavera, la Orquesta de la UVic colaborará con un proyecto liderado por el Dr. Salvador Simó que tiene el objetivo de acercar la cultura a personas con Alzheimer y también incorporará a personas con esta enfermedad.

Montserrat Moncunill

Montserrat Moncunill (Piano)

Ex profesora de la UVic, jubilada

«A mí la Orquesta Inclusiva me ha cambiado la vida. Estaba pasando por unos momentos difíciles de salud que me llevaron a una invalidez y la orquesta significó poder coger un nuevo compromiso, una nueva ilusión y no perder el contacto con la gente de la Universidad. Para mí, que tengo conocimientos musicales ya que desde pequeña había hecho piano, poder formar parte de un grupo de gente que hace música es simplemente una sensación maravillosa, una manera de disfrutar de la vida».

Antoni Puigví

Antoni Puigví (Saxo barítono)

Dirigente de banca, prejubilado

«Ser miembro de la Orquesta Inclusiva es entrar en un mundo absolutamente nuevo y encantador. Empecé a estudiar música y saxo hace apenas cuatro años y ahora ya toco el saxo tenor, el barítono y el soprano. A mí me aporta felicidad, me satisface la curiosidad, me da paz y es una ocupación fantástica. Salgo del ensayo y me voy corriendo a estudiar para que todo salga bien. Es muy divertido! Además, en mi lugar de trabajo estaba acostumbrado a dirigir y ahora pienso que me dirigen. Siento que soy una persona más del grupo».

Núria Serrallonga

Nuria Serrallonga (Metalófono grave)

Miembro del PAS de la UVic en el Centro Internacional de Formación Continua

«Siempre he sentido que llevaba la música dentro y no había tenido la oportunidad de tocar. De pequeña fui a la Escuela de Música, pero no llegué a integrarme nunca. Cuando hicieron la llamada para formar parte de la orquesta, no dudé ni un momento en apuntarme. Me ha ayudado a integrarme en la Universidad, me sirve para ordenarme mentalmente y cohesionar me. Y además he aprendido a leer partituras, lo que me hace una gran una ilusión y refuerza mi compromiso para estudiar y no quedar fuera».

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