«La figura del nutricionista deportivo está cada vez más valorada, pero aún queda mucho camino por recorrer»

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Sergi Mateo Batallé (Olot, 1986) es diplomado en Nutrición Humana y Dietética por la UVic. Actualmente es nutricionista del Girona Fútbol Club y ya ha escrito dos libros que relacionan nutrición, fútbol y cocina

De jugar como lateral en equipos como el Peralada o el Manlleu ha pasado a sentarse en el banquillo del Girona como un puntal del equipo técnico que acompaña a los jugadores. Este ha sido el recorrido de Sergi Mateo en el mundo del deporte de competición, cuyo gran salto llegó con la subida del equipo gerundense a la primera división en 2017. Fue entonces cuando decidió renunciar definitivamente a su faceta de jugador para dedicarse exclusivamente a lo que más le apasionaba y para lo que se había formado: la nutrición en el ámbito del deporte de élite, que le llevó a convertirse en el dietista y nutricionista del equipo.

Con un postgrado, tres másteres y varios cursos en el bolsillo, Mateo, además de vivir actualmente su día a día junto a los jugadores del primer equipo gerundense, ha escrito dos libros: Se juega como se come (Elikaesport editorial) y Cocina que sales (Ediciones el Bassegoda), un segundo título que acaba de presentar.

¿En qué momento y por qué decidiste estudiar Nutrición Humana y Dietética?

Cuando me decanté por estos estudios eran otros tiempos, nadie hablaba de nutrición. Aún recuerdo que mi entorno me decía que me estaba equivocando escogiendo este camino, ya que en ese momento no había demasiada salida laboral. Siempre me ha apasionado entender más la relación entre la alimentación, la salud y el rendimiento deportivo, y por eso tenía claro que era lo que quería estudiar.

¿Crees que el trabajo de nutricionista deportivo tiene la visibilidad que se merece?

El nutricionista deportivo suele estar presente en todos los deportes. Desgraciadamente, algunos tienen más eco mediático que otros, como por ejemplo el fútbol. Desde mi experiencia en un equipo de máximo nivel, creo que la figura del nutricionista deportivo está cada vez más valorada, pero aún queda mucho camino por recorrer. Entre todos nos tenemos que hacer fuertes contra el intrusismo laboral, que hoy en día está muy presente, y sobre todo hacernos valorar como es debido.

Además, has escrito dos libros con una esencia muy personal...

En ellos intento hacer confluir todos mis conocimientos sobre la nutrición y el fútbol de una manera sencilla, gráfica y con un lenguaje apto para que todos puedan descubrir nuevas maneras de cocinar y hacerlo de manera divertida y dinámica. El objetivo principal de los libros es, además de comer de manera sana, ligar la alimentación a los objetivos de los jugadores dentro del campo. También quisiera que los pueda utilizar todo el mundo en sus cocinas. Tengo un tercer libro en mente que espero poder escribir pronto... pero ahora, de momento, quiero disfrutar de este último.

(Foto de Núria Marguí)

«Mi voluntad es estar siempre donde estén los jugadores, que ellos me tengan siempre presente y puedan recurrir a mí en cualquier momento en que me puedan necesitar»

El hecho de estar en contacto constante con los jugadores del primer equipo del Girona te permite adoptar una rutina conjunta con ellos. ¿Cuál es?

Mi voluntad es estar siempre donde estén los jugadores, que ellos me tengan siempre presente y puedan recurrir a mí en cualquier momento en que me puedan necesitar. Mi día comienza con el desayuno, antes del entrenamiento. Allí tomamos las medidas y hacemos la valoración del peso a cada jugador, y también preparo la suplementación deportiva y clínica para el entrenamiento. Hacemos lo mismo durante la comida, que está adaptada a cada jugador según sus objetivos, gustos y necesidades. Una vez el jugador ya está en su casa, tenemos contacto vía telefónica o por whatsapp, para intentar resolver posibles dudas, elegir los platos de una carta en un restaurante, ayudar a hacer la compra o bien enseñar a preparar una receta.

Lo que se hace más duro son los viajes, ya que pasas tiempo fuera de casa y lejos de la familia y los amigos. Esto también se convierte en un reto, ya que nos tenemos que adaptar al lugar de destino y controlar que los diferentes menús, ya sea en el hotel o en restaurantes, sean tal y como se han pautado. El hecho de tener un contacto diario muy estrecho con todo el equipo y pasar muchas horas juntos nos lleva a decir que somos como una gran familia.

¿Cómo recuerdas tu paso por la UVic? Si tuvieras que dar algún consejo a los estudiantes del grado sería...

Viví mi paso por la UVic como una gran experiencia. Con mucho esfuerzo y constancia pude cumplir mi objetivo principal: ser nutricionista. A los estudiantes les diría que nuestro mundo está en constante evolución y no hay que tener prisa para aprender todos los conocimientos que existen. Es importante, desde mi punto de vista, que se focalicen en el deporte en el que se quieren especializar y lo entiendan. Por último, que se conviertan en un elemento clave para los jugadores, siempre sin exceder los límites de la confianza con ellos.

¿Cómo has controlado la nutrición del equipo con la irrupción de la pandemia?

Han sido momentos complicados, pero nos hemos sabido adaptar. Durante el confinamiento, y como de hecho es habitual, los jugadores tenían una pauta nutricional y de suplementación deportiva y clínica personalizada. Para controlarlos, les pedíamos que cada día nos enviaran su peso –sabemos que hay muchos factores que pueden influir en el resultado, pero era el único parámetro de la composición corporal que nos era accesible desde la distancia. El contacto lo manteníamos de manera ininterrumpida y, sobre todo, intentaba serles muy útil en la cocina. ¡Esto nos permitió que los jugadores salieran del confinamiento con muchos más conocimientos culinarios!

«La nutrición y el fútbol son mis dos grandes pasiones, y tengo muy presente que soy un privilegiado por poder vivir haciendo lo que más me gusta y me apasiona»

¿Qué es lo que más destacarías de tu trayectoria profesional como miembro de la plantilla del Girona?

Sin lugar a dudas, haber podido cumplir el sueño de trabajar en un equipo de Primera División. Después de cinco años en el club –muchas alegrías y también muchas tristezas– este deporte me ha demostrado que no puedo ponerme objetivos más allá de vivir y disfrutar del día a día, porque por muy bien que puedas hacer el trabajo, ganar o perder partidos es cosa de todo el equipo y, por tanto, todos aportamos nuestro grano de arena. La nutrición y el fútbol son mis dos grandes pasiones, y tengo muy presente que soy un privilegiado por poder vivir haciendo lo que más me gusta y me apasiona.

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