La Escuela de Doctorado de la UVic-UCC cumple 10 años

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La Escuela de Doctorado de la UVic-UCC hace diez años que vela por situar los estudios de doctorado en el centro de la actividad académica. Un objetivo fundacional cumplido con creces gracias al hecho de haber apostado firmemente por la calidad académica, la captación de doctorandos nacionales e internacionales y por ofrecer un programa formativo de investigación y de carrera profesional sólidos.

En abril de 2011 nació la Escuela de Doctorado de la UVic-UCC a raíz de la aparición, ese mismo año, del decreto que modificaba la estructura de los doctorados en el marco de una renovación general de estos estudios. “El objetivo principal era situar los estudios de doctorado en el centro de la actividad académica”, afirma el director de la Escuela desde sus inicios, Antoni Tort, asegurando que “surgió como una etapa lógica posterior y relevante al hecho cursar grados y másteres y sobre todo como un ámbito diferenciado por el hecho de que la práctica de la investigación es la razón de ser de un doctorado en una institución universitaria”.

Desde sus inicios, la Escuela de Doctorado de la UVic-UCC vela por la calidad de los estudios oficiales de doctorado y sus principales líneas de actuación se basan en asegurar la calidad académica de estos estudios, ejecutar la programación y planificación docente y captar doctorandos –nacionales e internacionales– para que se incorporen a los programas de doctorado y a los grupos de investigación de la UVic-UCC. También se preocupa por ofrecer un programa formativo de investigación y carrera profesional consistente y por dar visibilidad a la actividad de la Escuela de Doctorado y a los resultados que se derivan de las tesis.

“Pretendemos ser un eslabón más de la mejora de las condiciones de vida de la ciudadanía en el reforzamiento de comunidades de investigación independientes y en el enriquecimiento cultural de las sociedades a las que servimos”, manifiesta Tort, que está convencido de que “las universidades deben jugar un papel relevante en la confrontación global sobre los aspectos éticos que afectan a la información, el conocimiento y la investigación” y que “una formación doctoral de calidad puede actuar como estrategia orientadora y de prevención ante las presiones, los apremios y los dilemas éticos que la investigación debe afrontar en la actualidad”.

Un proyecto que sumó

La creación de la Escuela de Doctorado de la UVic-UCC fue impulsada por la entonces vicerrectora de Investigación, Marta Otero Viñas, que puso en marcha la escuela conjuntamente con la profesora Montserrat Capellas y con Núria Roca como técnica de la OTRI, “dos personas clave sin las cuales no habría sido posible el proyecto”, afirma la entonces vicerrectora. La dirección y demás órganos que configuran la Escuela actual se incorporaron a partir de octubre de 2012.

Según Marta Otero, “el nuevo decreto de investigación que impulsaba Màrius Rubiralta, planteaba la creación de Escuelas de Doctorado que aglutinaran los programas de doctorado tal y como se daban en Europa, que funcionaban con éxito y eficiencia, generando un retorno hacia la investigación”. Otero explica que fue “un reto brutal” porque “era un proyecto exageradamente ambicioso por el volumen de investigación que teníamos en ese momento”. Afirma que fueron necesarios muchos esfuerzos para convencer a la comunidad universitaria, hacer un análisis exhaustivo de las experiencias y confeccionar un primer mapa de los programas que se querían ofrecer. “Cabe decir que, superadas las primeras reticencias, todo el mundo se sumó con entusiasmo” afirma Otero, asegurando que “fue una de las mejores decisiones que tomé como vicerrectora, ya que solo hay que ver la evolución que ha tenido”.

Antes de la creación de la Escuela de Doctorado, la UVic disponía de dos programas, uno de Educación Inclusiva liderado por el profesor Pere Pujolàs y otro sobre Metodología y Análisis de la Traducción, que llevaban las profesoras Lluïsa Cotoner y Maria Gonzàlez Davies. De este último programa, en el curso 2006-2007, salió la primera tesis doctoral de la Universidad “Learning English through Translation: the Affectivity and Diversity Approach” elaborada por Cristina Mallol. Según explica Cotoner, “decidimos que era necesario ofrecer a nuestros estudiantes la posibilidad de continuar con nosotros el tercer ciclo de formación porque nos pareció que era la manera más adecuada de dar prestigio a la facultad y a los estudios de traducción, que, en aquel momento, en Cataluña solo contaban con un programa de doctorado impartido por la UAB, que acababa de ponerse en marcha”.

136 tesis en una década de Escuela

En sus diez años de existencia, en la Escuela de Doctorado se han defendido 136 tesis (154 en total si se cuentan las defendidas antes de la creación del centro), un 85 % de las cuales han sido calificadas con un excelente cum laude. Además, se han concedido un total de 35 proyectos de doctorado industrial, que desarrollan la investigación estratégica dentro de una empresa.

Actualmente la Escuela gestiona, coordina y supervisa diez programas de doctorado, el último de los cuales, el de Ciencias del Deporte y del Movimiento Humano, se ha puesto en marcha este curso. Los programas propios de la Escuela de Doctorado de la UVic-UCC son: Ciencias Experimentales y Tecnologías / Experimental Sciences and Technology; Traducción, Género y Estudios Culturales; Medicina y Ciencias Biomédicas; y Diseño y Comunicación, que cuenta con la colaboración de BAU, centro adscrito. En cuanto a los programas interuniversitarios coordinados por la UVic-UCC, figura el de Innovación e Intervención Educativas, y Cuidados Integrales y Servicios de Salud. Por último, en cuanto a los programas interuniversitarios coordinados por otras universidades cabe citar: Derecho, Economía y Empresa; Estudios de Género: Cultura, Sociedad y Políticas y Bioinformática.

Matrícula total. Curso 2020-2021

Programas ofrecidos por ámbito

¿Cómo son los doctorandos y doctorandas de la UVic-UCC?

Solo el 15 % de los doctorandos y doctorandas que cursan sus estudios de tercer ciclo en la UVic-UCC provienen de la misma universidad, una cifra muy alejada del 53 % que se registra de media en Europa. Esta realidad tiene dos interpretaciones. Por un lado “quiere decir que hay personas atraídas y captadas por otras razones: prestigio de investigadores o investigadoras, proyectos de investigación con capacidad de contratación, doctorados industriales, etc.”, explica Tort. Por otra parte, significa que “nuestra oferta de másteres debe crecer en capacidad, tanto de captación al inicio como de orientación hacia el doctorado durante el máster”.

La mayoría de los doctorandos y doctorandas de la UVic-UCC realizan la tesis a tiempo parcial. “El número de contratos predoctorales es bajo e impacta en la capacidad de captar a más estudiantes de doctorado y más doctorandos y doctorandas a tiempo completo. Éste es uno de los nudos centrales que hay que deshacer para hacer crecer en calidad y cantidad los estudios doctorales de la UVic-UCC”, apunta el director de la Escuela. Según él, el futuro pasa por ser más competitivos en las becas públicas, tener mayor capacidad investigadora internacional, convencer al sector privado para que actúe como mecenas de los estudios doctorales, conseguir fondos europeos y ofrecer más becas propias de la UVic-UCC, entre otros.

El número de doctorandos con ayuda predoctoral se ha ido incrementando desde 2011. De los 311 doctorandos y doctorandas de este curso 2021-2022, 60 cuentan con algún tipo de ayuda o contrato predoctoral.

Breve historia del doctorado

La lección inaugural del acto de inauguración del curso académico 2021-2022 de la UVic-UCC corrió a cargo del director de la Escuela de Doctorado, Antoni Tort, que hizo un recorrido por la primera década de trayectoria del centro y por los orígenes de los estudios de doctorado. La historia de este título, explicó, es algo que ha ido evolucionando de acuerdo a las circunstancias sociales, políticas y económicas. “Parece que sus orígenes se remontan al siglo IX en el mundo musulmán y algo más tarde en las universidades medievales europeas, cuando el doctorado era una licencia para enseñar, más que el reconocimiento a unos hitos de investigación conseguidos”, explica.

El título de doctor era como una certificación gremial, un reconocimiento por parte de los otros doctores que acogían al doctor novicio en una ceremonia que era más un acto lúdico y social que académico. No es hasta la visión de Wilhelm von Humboldt, en la Alemania del siglo XIX, que el concepto de doctorado cambia, y pasa a entenderse como “una preparación para la investigación en el marco de la formación global de la persona”. De hecho, fue la universidad Friedrich Wilhelm de Berlín (actual Humboldt-Universität zu Berlin) la primera en conceder un doctorado que hoy reconoceríamos como fruto de una secuencia de cursos, seguida de la finalización y defensa de una disertación de investigación original.

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