«Quienes hacen investigación no son las personas sino los ecosistemas, que para funcionar necesitan horas de dedicación y recursos económicos»

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Jordi Collet Sabé es doctor en Sociología, educador social e investigador del grupo de Investigación Educativa de la UVic-UCC. Desde marzo del 2019, es el vicerrector de Investigación y Transferencia de Conocimiento de esta universidad, cargo que ocupa coincidiendo con el 25.º cumpleaños del reconocimiento de la institución por el Parlamento de Cataluña y con el curso en que la UVic-UCC ha entrado por primera vez en los World University Rankings de Times Higher Education, ocupando la cuarta posición catalana y la sexta estatal.

Este mayo la UVic-UCC celebra el 25.º cumpleaños. ¿Podemos decir que lo hace en el momento de mejor salud de la investigación en la institución?

Sin ningún tipo de duda. La de la investigación en la UVic-UCC ha sido una historia de éxito. En un momento dado, se abrió el debate de si tenía o no tenía que formar parte de nuestro ADN y, por suerte, la respuesta en aquel momento fue que sí. En la década del 2000 ya se hicieron una serie de pasos capitales y a partir de 2010 empezó a tomar mucho de cuerpo. Los cuatro vicerrectores que me han precedido hicieron muy buen trabajo, materializaron esta apuesta y ahora lo que estamos recogiendo son evidencias de los resultados de 20 años de mucho trabajo.

«Se abrió el debate de si la investigación tenía o no tenía que formar parte de nuestro ADN y, por suerte, la respuesta fue que sí»

Si miramos atrás, ¿podemos hacer un dibujo de cómo era la investigación en la Universidad de Vic del 1997?

Nosotros venimos de escuelas universitarias vinculadas a diplomaturas y a profesiones como por ejemplo maestro o enfermera, o ámbitos como las ciencias empresariales, que tradicionalmente habían hecho muy poca investigación. Ésta había estado siempre mucho más vinculada a las licenciaturas, y nosotros cuando nacimos teníamos pocas. Por lo tanto, nuestros orígenes no eran los más propicios para adentrarnos en la investigación. Esto redobla el valor de lo que se ha hecho y logrado en tan solo dos décadas.


¿Y qué decisiones se tomaron para construir el proyecto de investigación de la UVic-UCC?

Se trabajó en tres líneas, todas igual de relevantes: conseguir tiempo para las personas, crear ecosistemas y obtener recursos. Porque los datos demuestran que quienes hacen investigación no son las personas sino los ecosistemas, que para funcionar necesitan recursos.

Así pues, en primer lugar, en la década del 2000 se empezaron a introducir las horas de investigación, de forma que se naturalizó lo que para mí es la visión de la universidad desde sus orígenes medievales: un lugar donde el profesorado hace docencia e investigación por igual, sea cual sea lo que se entiende por investigación en cada lugar y en cada momento, y que para mí quiere decir incorporar la coconstrucción de conocimiento con el territorio y las personas.

En segundo lugar, se entendió que quienes hace investigación no son las personas sino los ecosistemas, y estos se empezaron a crear con los grupos de investigación y con otros contextos que permiten juntar personas (que debían tener horas de investigación) y crear equipos.

En tercer lugar, para conseguir recursos fue clave crear una OTRI para acompañar los investigadores e investigadoras en las convocatorias y otros trámites.


Y actualmente, en este triángulo de tiempo, ecosistemas y recursos, ¿en qué momento se encuentra la investigación en la UVic-UCC?

Conseguir más tiempo continúa siendo una prioridad, puesto que las horas de investigación han ido creciente, pero todavía no han logrado los niveles ideales, especialmente en las entidades federadas, que tienen menos trayectoria en investigación que el Campus Vic. De aquí viene mi obsesión, por suerte compartida con toda la Junta de Rectorado, para incrementar las DIR (dedicaciones de intensificación en investigación), que nosotros no podemos otorgar a los investigadores con la misma agilidad que las universidades públicas.

El otro reto actual es obtener más inversión, es decir, disponer de más recursos para acompañar más y mejor a los investigadores a conseguir proyectos, poder hacer investigación en las mejores condiciones... Sobra decir que la clave es la financiación: somos una universidad infrafinanciada, y esto la investigación lo sufre de manera relevante. Lo tenemos que resolver porque si no todo ello nos hace menos competitivos a la hora de captar y retener talento.

Más allá del hito que es haber entrado en un ranking como el THE WUR en muy buena posición, ¿qué supone para la UVic-UCC estar en él?

Para construir la propia identidad necesitas que desde fuera te miren. Y es por eso que es tan relevante entrar en uno de los tres grandes rankings mundiales (los otros son el QS y el Shangái) y hacerlo en tan buena posición. Quiere decir que a escala internacional se nos reconoce, y esto nos permite explicarnos, enseñar que nosotros, que somos la única universidad catalana fuera de capital de provincia, podemos no ser grandes, però hacemos las cosas muy bien hechas. Así pues, tiene una importancia capital: marca un antes y un después.

«Entrar a los World University Rankings marca un antes y un después porque se nos ha reconocido a escala internacional, y esto es capital para construir la propia identidad»

¿Y pone presión de cara al futuro?

Depende de cómo se enfoque. Si nuestro reto es mantenernos en el ranking, en el plazo de unos pocos años acabaremos bajando y obteniendo resultados peores. En esta tipología de clasificaciones la clave y, por lo tanto, nuestro reto no tiene que ser querer mantenernos sino crecer de manera muy clara y decidida y con una estrategia potente. De la implicación hecha con tiempo, ecosistemas y recursos seguro que sale, no como objetivo sino como resultado, una buena posición en los rankings que nos ayuda a explicarnos tanto en docencia, como a escala internacional, como en investigación.

¿Pero esto cómo se tiene que hacer?

Los próximos años tenemos que conseguir que como mínimo un centenar de PDI en la FUBalmes y decenas en las otras fundaciones del universo UVic-UCC tenga DIR o equivalentes. Tener horas de dedicación es la base, el inicio de todo. Sin estas horas, el resto no saldrá. Entonces nos podremos permitir tener grupos de investigación algo más grandes y posiblemente dejar de hablar de grupos para empezar a hablar de departamentos u otros ámbitos más amplios dedicados a la investigación, con personas que lo acompañen, que apoyen a los investigadores, que hagan gestión. Y obviamente necesitamos financiación. Pero lo más importante es que las personas puedan tener horas de dedicación: es la base. Sin esto, el resto no sale. Otra vez, el triunvirato de tiempo, ecosistemas y recursos.


Cuando hablamos de ecosistemas, ¿nos referimos también a la existencia, en un futuro, de institutos de investigación con personalidad propia?

Es uno de los aspectos de los ecosistemas, sin olvidar los grupos de investigación, los CERT (Centros de Investigación y Transferencia de Conocimiento), las cátedras, la Escuela de Doctorado, la OTRI, la biblioteca, etc. Ahora mismo, las dos primeras prioridades en esta dirección son el Centro Tecnológico BETA, en el ámbito de la bioeconomía circular y la tecnología ambiental, y el nuevo Instituto de Investigación en Ciencias de la Vida y la Salud de la Cataluña Central (IRIS-CC), en el de la salud. Pero con una mirada temporal más larga también estamos planteando lo mismo en los ámbitos del género y la educación. Y vendrán más. Cómo se tienen que estructurar estos ecosistemas es un debate, porque hay muchas maneras de hacerlo.

¿Y ésta es la única manera de retener el talento?

En investigación, los francotiradores solitarios pueden sobrevivir un tiempo. Pero a la larga querrán y necesitarán trabajar en red con otras personas. Y si la institución donde se encuentran no les puede proporcionar ninguna, se la buscarán afuera. Por eso es tan importante generar buenos ecosistemas, con buenos liderazgos, con recursos, con horas para las personas, con buenas condiciones laborales...

Hace unos años se podía entender la investigación como un complemento de la docencia y ahora es más bien al revés. ¿Qué ha cambiado este planteamiento?

Muchos de los requerimientos para ser profesor (tener acreditaciones de investigación, ser doctor, tener sexenios) y para conseguir acreditaciones y verificaciones de estudios se consiguen con la investigación. Es decir, que para hacer docencia es imprescindible hacer investigación, a no ser que tengas un perfil de profesor asociado que da clase por su experiencia profesional. Todavía hay gente a quien la investigación le hace un poco de estorbo, pero poco a poco tenemos que ir interiorizando las nuevas dinámicas y cambiando nuestra estructura organizativa, muy pensada desde las facultades para la docencia.

«La construcción de ciudadanía crítica solo se consigue haciendo y haciéndose preguntas, que es lo mismo que hace la investigación»

¿Cómo incentivamos al estudiantado a hacer investigación? ¿Es necesario hacerlo?

Si entendemos como un objetivo de la universidad la construcción de ciudadanía crítica, de personas que vayan más allá de las fake news, capaces de coconstruir realidades alternativas o de rebelarse contra los modelos sociales o económicos actuales... o apostamos para enseñar a pensar de manera autónoma o no lo lograremos. Y esto sólo se consigue haciendo y haciéndose preguntas que, en el fondo, es exactamente lo que hace la investigación.

Tenemos que cambiar el modelo de escuela y de universidad todavía muy transmisor que tenemos como país. Debemos enseñar al estudiantado más de lo que hacemos ahora a recoger evidencias, construir composiciones propias y defenderlas, plantearse retos, resolver problemas, articular conocimiento... Y en la construcción de este nuevo modelo de aprendizaje en pro de una ciudadanía crítica y apoderada, la investigación puede ayudar mucho. Es nuestro deber como Universidad.

Y la transferencia de conocimiento, ¿qué papel juega?

La distinción histórica que habíamos hecho entre investigación básica y aplicada, que es de donde viene la distinción actual entre investigación y transferencia de conocimiento, se ha borrado. Es decir, ¿por qué debería tener menos valor una investigación acción en la cual diecisiete escuelas coconstruyen conocimiento juntas que un análisis de 25 encuestas? Para mí todas tienen el mismo valor y, por lo tanto, entiendo que investigación y coconstrucción de conocimiento son lo mismo. Entonces, la transferencia pasa a entenderse más como un modelo de consultoría y acompañamiento. Y todo ello sin olvidar el papel que tiene que tener la divulgación, para explicar todo aquello que hemos construido en el territorio, para el territorio y, a menudo, con el territorio.

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