Entre la asistencia sanitaria y las aulas de la facultad

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  • Este curso, 33 profesores y profesoras de la Facultad de Medicina (el 22,3%) son jefes de servicio o de unidad de centros hospitalarios o asistenciales de Cataluña
  • La doble vertiente, profesional y docente, de este profesorado favorece la transmisión de conocimientos, experiencia y valores en el estudiantado

Con bata quirúrgica o con bata blanca, en su día a día combinan la atención a los pacientes y la actividad en la consulta, el quirófano, la sala de hospitalización, el laboratorio o cualquier servicio central hospitalario, con la formación al estudiantado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Vic – Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC). Durante parte de su jornada son especialistas en oncología, traumatología, oftalmología, cardiología, medicina de familia, medicina interna u otras especialidades; jefes de servicio o unidad, o bien coordinadores y coordinadoras en un centro de atención primaria o de curas intermedias. Durante otra parte de la jornada dedican sus horas a la docencia y a la preparación de las nuevas generaciones de profesionales de la medicina. En este curso académico 2021-2022, la Facultad de Medicina de la UVic-UCC ha contado con 33 profesores y profesoras, el 22,3% del total, que han combinado la doble faceta de jefe de servicio o unidad, y de personal docente e investigador (PDI).

“Los hospitales y los centros sanitarios universitarios intentan que los jefes y las jefas de servicio sean a la vez docentes e investigadores vinculados a las facultades de medicina”, apunta Marina Geli, directora general de la Fundación de Estudios Superiores en Ciencias de la Salud (FESS), entidad titular de la Facultad de Medicina de la UVic-UCC. Esta relación entre el ámbito sanitario y el académico es un rasgo común en todas las universidades, “pero ahora nosotros hemos tenido la oportunidad de crear, partiendo de cero, una alianza estratégica donde todos salimos ganando: el sistema sanitario, el sistema educativo y, por encima de todo, la sociedad a la cual servimos”, explica Ramon Pujol, decano de la Facultad de Medicina.

Incorporar este perfil de profesionales/docentes ha sido una apuesta de la Facultad en el despliegue de sus estudios. “Que las personas jefas de servicio sean docentes también permite que los médicos y las médicas de sus equipos se puedan implicar en las tareas de aprendizaje de la práctica clínica de los estudiantes. Estos, a su vez, aprenden viendo lo que hacen los profesionales, para poderlo llevar a la práctica el día siguiente”, explica Ramon Pujol.

“La larga experiencia que tienen estos doctores y doctoras en su especialidad, algunos con más de 30 años de trayectoria profesional, les da una amplia pericia a la hora de transmitir tanto los conocimientos como las habilidades que tiene que tener un buen médico o médica del futuro”, señala Geli. Según ella, “la transmisión del conocimiento clínico y la larga trayectoria de los profesionales permite a los estudiantes tener un espejo no solo de contenidos teóricos sino también de práctica clínica”.

Un valor añadido

Algunos médicos y médicas destacan que el hecho de combinar la doble faceta supone tener una mirada amplia de la medicina y una visión global del ejercicio de la profesión. Es decir, la doble perspectiva de la vertiente asistencial y de la vertiente gestora. “Además de los conocimientos asistenciales, la persona jefa de servicio organiza la docencia y la investigación, conoce profundamente los recursos sanitarios y sociosanitarios del territorio, y puede ofrecer una visión vertical y transversal de la medicina muy vinculada a la realidad”, explica Carme Serrano, jefa del Departamento de Medicina y Urgencias en la Fundación Hospital San Joan de Déu de Martorell y profesora de Neurología en la Facultad de Medicina.

Carme Serrano

Hay, en cambio, quien considera que el principal valor es la experiencia acumulada. “El jefe o la jefa de servicio, en general, hace muchos años que transmite conocimientos a los estudiantes y residentes, y sabe cómo hacerlo de forma sencilla”, apunta Lluís Guirado, director del Servicio de Nefrología en la Fundación Puigvert y profesor de la misma especialidad en la Facultad. Otra aptitud que reúnen estos médicos y médicas, según Elena Hernández, jefa del Servicio de Otorrinolaringología en el Hospital de Viladecans y profesora de esta especialidad, es la capacidad organizativa: “El orden y la sistematización nos ayudan a ser más eficientes y esto es muy importante para el estudiante de un grado como Medicina, con un temario amplísimo que obliga a tener muchos frentes abiertos a la vez”.

Lluís Guirado

«El jefe o la jefa de servicio, en general, hace muchos años que transmite conocimientos a los estudiantes y residentes, y sabe cómo hacerlo de forma sencilla»

¿Por qué combinar docencia y asistencia?

“A mí me gusta la docencia ‘de base’, como por ejemplo hacer una buena anamnesis, una exploración física, conocer las necesidades del paciente y de su entorno, más que la investigación científica (efectos de nuevos fármacos, últimos estudios de genética, biología molecular, etc.). Cuando surgió la oportunidad de ser profesora de la asignatura de Exploración y Práctica Clínica pensé que era una buena oportunidad para poder llevar a cabo aquello que siempre me había gustado”, comenta M. Antònia Baraldés, directora asistencial de Salud Cataluña Central-Hospital de Berga y profesora de Exploración y Práctica Clínica en la Facultad de Medicina de la UVic-UCC. Quien ya tenía experiencia previa dando clases —en la Universidad de Girona— y en el aprendizaje basado en problemas (ABP) es Teresa Torrent, jefa del Servicio de Oftalmología a la Fundación Althaia y profesora de la misma asignatura. “Estar en contacto con los estudiantes es estimulante porque te plantean dudas que a veces tú misma no te has planteado, o te piden explicar problemas de manera diferente a la forma como clásicamente lo has hecho. Bien es verdad que no te aburres...”, comenta.

Teresa Torrent

«Serán nuestros médicos y médicas en el futuro, así que, egoístamente, me interesa mucho que aprendan todo lo que les podamos transmitir»

Algunos médicos y médicas resaltan que los facultativos tienen que combinar, en lo posible, asistencia, investigación y docencia. “Es en esta última vertiente —comenta el Dr. Eduardo Kanterewicz, jefe del Servicio de Reumatología en el Consorcio Hospitalario de Vic— que la apertura de la Facultad de Medicina de la UVic-UCC fue una gran oportunidad para aportar conocimiento y experiencia y, a la vez, continuar aprendiendo del mundo universitario”. El proyecto diferente y alentador de la UVic-UCC, junto con la posibilidad de transmitir conocimiento, es un factor que algunos facultativos también han tenido en cuenta a la hora de compaginar las dos facetas.

¿Es fácil coordinarlo?

Compaginar las dos facetas durante las semanas intensivas teórico-prácticas del modelo secuencial y único de las asignaturas de la Facultad de Medicina no siempre es fácil y supone una dedicación importante de horas extras. Los cargos exigen una responsabilidad constante y, cuando a estos se los suma la tarea docente, en muchos casos hay que dedicar tiempo libre las noches o fines de semana. Con todo, la organización y el entusiasmo son claves. “Es cuestión de ganas; para mí no es un trabajo, porque lo disfruto. El sistema formativo y curricular de la UVic-UCC hace que haya momentos de mucha dedicación y otros de no tanta”, comenta el profesor Domingo Ruiz, jefe de Medicina Interna en la Fundación Althaia.

Domingo Ruiz

Por su parte, Elena Hernández apunta que durante las tres semanas que dura su asignatura dedica unas 12 horas semanales a la docencia y, a pesar de que es un esfuerzo añadido porque la tarea asistencial y la de gestión no pueden pararse, “la ventaja es que esto te hace estar más al día en tu especialidad”.

Más allá del plan de estudios, ¿qué se debe trasladar al estudiantado?

Sin olvidar el aprendizaje de la profesión de base y todos los aspectos del acto médico, el profesorado de la Facultad de Medicina no solo considera importante que el estudiantado aprenda los contenidos de las materias sino también que los sepa aplicar. Baraldés subraya que “hace falta que el estudiantado se forme en valores como la empatía, el buen trato, la comprensión, saber escuchar la opinión del paciente, hacer exploraciones íntegras y entender qué le pasa a la persona que tiene delante y por qué”. Y añade: “De este modo harán una medicina de mucho más valor, pedirán las pruebas complementarias que realmente ayuden al diagnóstico, y aplicarán los tratamientos más adecuados a la enfermedad y a las preferencias del paciente”.

Dra. Baraldés

El egoísmo, defiende Ruiz, está reñido con la esencia de la medicina. Por lo tanto, una de las tareas y retos de los docentes es proporcionar o ayudar a desarrollar aquello que Philip Jackson denominaba el ‘currículum oculto’: “Aquello que el alumno aprende no es solo lo que consta en el currículum académico sino algo más complejo, como los sentimientos, la manera de expresarlos, los valores, las formas de comportamiento y la adaptación a diferentes ámbitos”. En esta misma línea se pronuncia Serrano cuando afirma que el oficio de médico o médica no se puede aprender ni en los libros ni en la facultad: “Hay que vivirlo en los centros sanitarios y asistenciales, y ser responsables de trasladarlo a las generaciones siguientes”. Para ella, más allá de los principios de medicina interna Harrison, aquello que hay que transmitir al estudiantado es el abordaje global del paciente. “Serán nuestros médicos y médicas en el futuro, así que, egoístamente, me interesa mucho que aprendan todo lo que les podamos transmitir”, concluye Torrent.

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