La UVic-UCC abre las puertas al voluntariado

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  • La Oficina de Voluntariado de la UVic abrió hace dos años con el objetivo de ofrecer a la comunidad universitaria la oportunidad de formarse y colaborar en los diferentes proyectos de voluntariado
  • La Universidad ya dispone de un programa propio de convivencia y de un abanico creciente de propuestas en convenio con entidades para ofrecer al estudiantado la mayor diversidad de opciones posible

La Universidad de Vic - Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC) siempre ha hecho bandera de su modelo de formación que, siguiendo los valores y la misión de la institución, pone al estudiante como centro y motor de su aprendizaje. Se trata de un modelo formativo que quiere garantizar el crecimiento personal y la plena incorporación al mundo profesional, mediante el acompañamiento en todo el proceso formativo.

Además de las funciones docentes e investigadoras que le son propias, la Universidad también quiere convertirse en el marco idóneo para que las personas que forman parte de ella puedan crecer y convertirse en ciudadanos del mundo, sensibles al entorno que los rodea. Un espacio que, además de servirles para aprender y prepararse para el futuro, sea también el marco ideal para que crezcan no sólo las amistades, los contactos y los proyectos personales y colectivos, sino también aquellas habilidades y competencias que muestren una nueva manera de ver el mundo para vivirlo más solidariamente. Y es que, tal como indica el vicerrector de Profesorado, Albert Juncà, “ofreciendo la oportunidad de formarse en voluntariado, la Universidad también muestra su compromiso con el territorio, y se implica de una manera más ética y social, contribuyendo a fomentar valores indispensables como la solidaridad, la equidad y la justicia social”.

Es por eso que hace dos años, la UVic, a través de UHub, Servicio en la Comunidad Universitaria, puso en marcha la Oficina de Voluntariado, para ofrecer unas competencias transversales que ayuden a todo el mundo que lo desee a formarse como ciudadano activo y responsable socialmente. “A pesar de que creamos la oficina porque hacía tiempo que muchos estudiantes la pedían, fue una puesta en marcha un poco accidentada”, afirma su responsable, Elisabet Fernàndez, “puesto que apenas la inauguramos, que tuvimos que cerrarla por culpa de la pandemia”. Aun así, dos años después, la oficina ha empezado a coger velocidad de crucero y ya cuenta con ochenta personas inscritas en programas de voluntariado, veinte entidades colaboradoras y se muestra abierta a firmar convenios con las entidades que lo necesiten “porque queremos tener una oferta tan variada como sea posible para que todos los estudiantes puedan encontrar el voluntariado que más encaje con sus intereses”, señala Fernàndez.

«Ofreciendo la oportunidad de formarse en voluntariado, la Universidad también muestra su compromiso con el territorio, y se implica en él de una manera más ética y social»

Antes que nada, es necesario formarse

Hacer voluntariado implica básicamente querer dedicar una parte del tiempo libre a realizar una acción al servicio de los otros o de la comunidad en general. Pero para acceder al programa de voluntariado de la UVic, antes es obligatorio hacer un curso sobre Voluntariado y Aprendizaje Servicio. Según Elisabet Fernàndez “es muy importante que antes de que el estudiante inicie su voluntariado sepa qué significa y cuáles son sus derechos y deberes. Esta reflexión inicial antes de empezar es necesaria para que todo ello resulte una gran experiencia”.

Los cursos de Voluntariado y Aprendizaje Servicio que la Oficina de Voluntariado programa dos veces al año constan de dieciséis sesiones, que combinan teoría y actividades prácticas. De este modo, se puede trabajar la capacidad de mostrar empatía, que según Fernàndez “es, junto con el compromiso personal, una de las calidades principales que tiene que tener cualquier persona que quiera hacer de voluntaria”. El curso lo completan algunas charlas con profesionales de las entidades colaboradoras y también con voluntarios experimentados. Además de la satisfacción personal que supone aprender realizando un servicio, la formación adquirida y el conjunto de horas dedicadas se pueden reconocer como créditos RAC por la participación en actividades de voluntariado o cooperación.

Programas de todo tipo

La UVic dispone en estos momentos de un programa de convivencia, que es el primer programa de voluntariado propio y que se encuentra apenas en una fase piloto. Este programa, que cuenta con el apoyo de la Fundación “la Caixa”, propone que jóvenes con diversidad funcional puedan convivir con estudiantes universitarios en un piso y, de este modo, adquirir autonomía en el hogar mientras aprenden a responsabilizarse de las propias decisiones, de forma que en el futuro puedan escoger dónde quieren vivir y con quién

Los otros programas de voluntariado en los que los estudiantes pueden colaborar son resultado de convenios con entidades del territorio que realizan servicios sociales. La Fundación Germina, Cáritas Diocesana de Vic, Aurora Gestión de Proyectos Sociales o el Hogar Juvenil son algunos nombres de una lista que se va ampliando cada vez más. Los estudiantes de los grados relacionados con la salud y la educación son los que más optan por hacer voluntariado, a pesar de que los hay de todas las disciplinas.

Las opciones de voluntariado que se ofrecen con mayor frecuencia son apoyar a personas vulnerables, realizar refuerzo escolar, acompañar a personas con discapacidad a hacer actividades de movilidad, ayudar en colonias de verano, dar apoyo logístico en un comedor social, reparar bicicletas, colaborar en la escuela de fútbol no competitivo o, también, ayudar a buscar trabajo o redactar un currículum, entre otras actividades.

Aprender de los otros

Núria Soler es estudiante de tercer curso del doble grado en Educación Infantil y Primaria con mención en Lengua Inglesa. La pandemia y el confinamiento la cogieron en primer curso y vio en el voluntariado “una oportunidad de conocer lugares y gente nueva, y vivir experiencias que, de otra manera, no tendría”. Así pues, se apuntó a hacer de voluntaria en tres instituciones: el Casal Claret de Vic, que trabaja con colectivos desfavorecidos; la Asociación San Tomás, una iniciativa social que trabaja para que las personas con discapacidad intelectual o con problemas de desarrollo mejoren su calidad de vida, y el Voluntariado por la Lengua, un programa para ayudar a aprender el catalán a través de la conversación. “Fue por casualidad. Un día, saliendo de clase, pasé por el patio de Miramarges y vi un espacio donde varias instituciones de la comarca de Osona daban a conocer su proyecto y buscaban voluntarios a quienes les interesara unirse a él”, señala. Comenta que la elección no la hizo al azar puesto que “el voluntariado tenía que cumplir dos requisitos: el primero, que cuadrara con mis horarios de estudio, puesto que no quería comprometerme a algo que sabía que no podría cumplir y, el segundo, que quería trabajar con personas”. En els caso de las tres instituciones que acabó escogiendo, ambos criterios se cumplían.

Soler afirma que el voluntariado le ha aportado muchas cosas: “Me ayuda a aprender de los otros y a ser empática con sus vivencias, y adquiero nuevas estrategias en el proceso de enseñanza-aprendizaje que sé que, en mi futuro profesional, acabaré usando tarde o temprano”. También asegura que los voluntariados le han abierto las puertas a la hora de conocer nuevas maneras de vivir, de pensar y de hacer. Por eso recomienda a todo el mundo que tenga ganas de ello que lo pruebe: “Dedicar unas cuantas horas a la semana a algo que te permite conocer lugares y gente nueva te permite vivir experiencias muy gratificantes, y vale mucho la pena”, concluye.

Voluntariado en UManresa

UManresa fomenta la participación de sus estudiantes en actividades voluntarias de cariz socioeducativo o cultural. En estos momentos hay tres programas en marcha: uno en el ámbito educativo, otro en el social y un tercero en el lingüístico-cultural. En el programa de voluntariado educativo, el estudiantado realiza tareas de apoyo a la docencia en escuelas, especialmente las que se definen como comunidades de aprendizaje, o también da apoyo en entidades que organizan actividades de refuerzo escolar para niños con pocos recursos. En cuanto al programa de voluntariado social, los participantes realizan tareas de acompañamiento y apoyo a personas que tienen dificultad para actuar de manera autónoma en su día a día. Finalmente, en colaboración con centros educativos de secundaria, se ofrece a estudiantes de origen francés implicarse en el programa de diálogo entre la cultura francesa y catalana. Los participantes realizan sesiones de conversación con jóvenes adolescentes en el marco de las cuales el francés es el instrumento para poner en contacto personas de culturas diferentes.

En dos años y con una pandemia en medio, la Oficina de Voluntariado cuenta con ochenta personas inscritas en diferentes programas y ya tiene veinte entidades colaboradoras

El Campus Manresa reconoce la dedicación de estos estudiantes en actividades de tipo sociocultural y educativo con créditos RAC. Los estudiantes los obtienen por realizar actividades universitarias que no forman parte de su plan de estudios, que complementan o enriquecen la formación en otros ámbitos transversales de su titulación, y que se concretan en propuestas de voluntariado. A lo largo de todo el itinerario formativo de un grado universitario, se pueden llegar a reconocer hasta un máximo de seis créditos ECTS. Durante el curso 2020-2021, a pesar de haber estado marcado por las limitaciones de la pandemia, el programa de voluntariado educativo contó con tres estudiantes; el de voluntariado social, con ocho, y el de diálogos entre la cultura francesa y catalana, con treinta.

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