Toni Solà Pérez es diplomado en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad de Vic, y máster en Administración de Empresas por la Universidad de Vic - Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC), de las promociones 2010 y 2023, respectivamente. Con una trayectoria que combina la ciencia de la nutrición con el emprendimiento, Solà ha desarrollado proyectos como Protein Gastronomy y ha lanzado líneas de productos como Protein Senior, creando soluciones innovadoras en el campo de la alimentación. Conversamos con él para recoger sus impresiones como estudiante de grado en la UVic y su experiencia como nutricionista y emprendedor
¿En qué momento y por qué decidiste estudiar Nutrición Humana y Dietética?
Decidí estudiar Nutrición Humana y Dietética cuando no encontraba ningún grado que me interesara y había dejado de estudiar para trabajar. Aunque la nutrición era un campo poco conocido y con pocas salidas, me atrajo mucho. Cuando apareció el grado en la UVic, pese a las dificultades, aposté por él, por mi pasión, por la nutrición.
«Aunque la nutrición era un campo poco conocido y con pocas salidas, me atrajo mucho»
¿Qué hizo que entraras tarde y cómo viviste la experiencia universitaria siendo mayor que los demás estudiantes?
Entré en la universidad a través de las pruebas de acceso para mayores de veinticinco años. Aunque era de los mayores de la clase, esto no me supuso ningún problema. De hecho, lo más complicado fue el aspecto económico: tuve que dejar el trabajo y vivir de los ahorros durante un tiempo. Las clases eran presenciales y me ocupaban mucho tiempo, lo que me dificultaba compatibilizarlas con un trabajo. A pesar de estas dificultades, disfruté mucho de la experiencia universitaria. Efectivamente fue un reto, pero me aportó una gran satisfacción personal y me ha dado una perspectiva distinta que valoro mucho.
«Lo más complicado fue el aspecto económico: tuve que dejar el trabajo y vivir de los ahorros durante un tiempo»
¿Crees que la profesión de nutricionista tiene la visibilidad y el reconocimiento que merece?
La profesión de nutricionista ha avanzado mucho en términos de visibilidad y reconocimiento, pero todavía queda camino por recorrer. Hace quince años, apenas se conocía la figura del dietista en sectores como el deporte profesional o la sanidad. Por ejemplo, en la mayoría de equipos de fútbol, no había dietistas, solo en unos pocos clubs, como el Girona, pero ahora casi todos los tienen, incluso más allá de primera división. Lo mismo ha ocurrido con los centros de salud y los hospitales. En un principio, los dietistas eran contratados por empresas externas, pero ahora forman parte del personal hospitalario. Por tanto, este cambio se ha notado tanto en la sanidad pública como en el ámbito deportivo. Así pues, la sociedad ha empezado a entender nuestro valor y, aunque todavía no estamos completamente dónde deberíamos estar, nos encontramos en el buen camino.
¿Qué recuerdos tienes de tu paso por la UVic y qué valoras más de tu experiencia como estudiante?
Personalmente, disfruté mucho de la etapa universitaria. Al principio era bastante crítico con la Universidad, pero, con el tiempo, y después de haber estado en otras universidades en España y fuera, he valorado más lo que ofrece la UVic. Por ejemplo, la proximidad con los profesores es inigualable. En otras universidades, las clases suelen ser masivas y es fácil pasar desapercibido, pero aquí tienes la oportunidad de interactuar directamente con los docentes, lo que enriquece mucho el aprendizaje. Si sabes aprovecharlo, esa relación es muy potente y no tiene precio.
En cuanto a las infraestructuras, considero que son excelentes y difícilmente pueden igualarse en otras instituciones. No hay que desplazarse a campus alejados; aquí, todo está cerca, y esto facilita mucho el acceso a todos los recursos. Tenemos una cocina muy completa, que es fundamental para nuestra formación, y por lo general la UVic es una universidad que dispone de prácticamente todo lo que necesitamos.
«La profesión de nutricionista ha avanzado mucho en términos de visibilidad y reconocimiento, pero todavía queda camino por recorrer»
¿Qué te inspiró para fundar Protein Gastronomy y cómo nació este proyecto?
Protein Gastronomy nació de mi deseo de dar soluciones nutricionales a necesidades que observaba en el mercado. Identifiqué carencias en la calidad de los productos disponibles y sentí que podía crear alternativas que realmente ayudaran a las personas.
Durante la pandemia aproveché el tiempo para desarrollar una fábrica y diseñar productos. También apliqué conocimientos sobre procesos industriales y me centré en crear líneas de productos seguros y efectivos, priorizando siempre la salud.
Recientemente has lanzado Protein Senior. ¿Qué motivaciones te llevaron a centrarte en el mercado de la gente mayor?
La decisión de centrarnos en el mercado de la gente mayor nació de una necesidad que detectamos. Inicialmente estábamos enfocados en clientes jóvenes y activos, pero recibimos creciente demanda de personas mayores que querían mantenerse saludables. Esta población, con buen poder adquisitivo y conocimientos, estaba interesada en nuestros productos. Así que hemos adaptado nuestras ofertas y hemos creado una línea específica para el canal farmacéutico. Los resultados han sido muy positivos: las farmacias nos lo han comprado, lo que confirma que nuestro producto tiene demanda. También hemos desarrollado una aplicación para gestionar las necesidades de los clientes, especialmente de aquellos con pérdida de masa muscular. Estamos comprometidos en ofrecer productos que realmente atiendan a las necesidades de los seniors.
¿Cómo viviste la transición de ser estudiante de Nutrición a convertirte en emprendedor?
Mi transición de ser estudiante a emprendedor fue gradual. Después de finalizar la carrera, me di cuenta de que necesitaba más experiencia práctica, así que hice varios másteres y un doctorado. Todo este conocimiento me ayudó a trabajar con deportistas y adquirir una comprensión más profunda del sector. Sin embargo, la parte empresarial no se trata en profundidad en la universidad. Afronté retos, y fui aprendiendo de los errores en el mundo real. Llegó un momento en que vi que tenía un buen conocimiento en alimentación y salud, así que decidí realizar un máster universitario en el ámbito empresarial en la UVic para complementar mi formación. Mi experiencia académica me proporcionó una base sólida, pero necesité formación continua y una dosis de aprendizaje práctico para realizar la transición hacia el emprendimiento.
¿Cómo ha evolucionado tu empresa desde sus inicios y qué retos has superado en el camino?
Uno de los grandes retos ha sido encontrar los recursos adecuados. Hemos trabajado con pocos recursos durante mucho tiempo y he aprendido a detectar oportunidades para hacer crecer la empresa. También he aprendido que la relación con los socios es crucial: gestionar una empresa es tan complicado como mantener una relación personal. En este sentido, es fundamental que los socios compartan valores y motivaciones similares; si no existe una buena conexión, las cosas pueden complicarse rápidamente.
Además, he descubierto que la creatividad suele desaparecer en situaciones difíciles. En momentos de presión, es importante tener un buen soporte emocional y una comunicación clara con el equipo para mantener la creatividad viva y solucionar los problemas. Así pues, la clave está en mantenerse alineado con el propósito de la empresa y saber que es un viaje que requiere dedicación.
«Gestionar una empresa es tan complicado como mantener una relación personal»
¿Qué es lo más destacado de tu trayectoria profesional como nutricionista y emprendedor?
La capacidad de crear conexiones. He tenido la suerte de colaborar con equipos de fútbol, médicos e investigadores, lo cual supone un reto porque es difícil entenderse con personas de disciplinas tan distintas. Esta habilidad me permite actuar como puente entre el dietista, el entrenador y las empresas de catering, lo que facilita la implementación de soluciones efectivas. Además, mi capacidad para pensar en productos innovadores y crearlos es otro aspecto clave. Me gusta buscar opciones que aporten valor.
Si tuvieras que dar un consejo a los estudiantes del grado que quieran emprender e innovar en el futuro, ¿cuál sería?
Diría que es importante tener motivación y curiosidad, pero que no todo el mundo debe ser emprendedor. El emprendimiento no es solo una cuestión de tener ideas nuevas; consiste también en realizar aportaciones dentro de tu propia empresa, aportar soluciones y mejoras en tu trabajo diario. Muchos jóvenes se concentran tanto en la idea de ser emprendedores que olvidan que pueden innovar y aportar valor trabajando en equipos o dentro de organizaciones establecidas.
Hay que tener en cuenta que emprender puede ser difícil y que está lleno de presiones y momentos de soledad; no todo el mundo está preparado. Es necesario tener conocimientos sólidos, paciencia y capacidad de aprender de los errores. El conocimiento y la formación constante son esenciales para identificar problemas y encontrar soluciones viables. Además, la innovación no es solo hacer algo nuevo; es mejorar lo que ya existe y hacer que esto se convierta en la norma del sector. Si quieres triunfar, no solo debes ser creativo, sino que también debes estar bien preparado y conocer a fondo tu ámbito de experiencia.
¿Hay alguna anécdota de tu etapa estudiantil que te haya marcado o que recuerdes con especial cariño?
¡Sí, claro que sí! Una anécdota que no olvidaré es cómo conocí a mi pareja en la UVic. Ella era becaria en la biblioteca y, después de días y días yendo a estudiar, finalmente terminamos juntos.