“La actitud, la disciplina y la constancia son las claves del emprendimiento. Hay que emprender con el corazón y trabajar con la cabeza”

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Míriam Florido Bas es diplomada en Ciencias Empresariales por la Universidad de Vic y graduada en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Vic - Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC), de las promociones 2001 y 2011, respectivamente. Hija de Sant Vicenç de Torelló, empezó a trabajar como freelance y actualmente dirige la gestoría Thot Gestió, especializada en asesoramiento contable y fiscal, que ofrece servicios personalizados. Conversamos con ella para recoger sus impresiones como estudiante de grado en la UVic y su experiencia como mujer emprendedora.

¿Por qué decides estudiar Ciencias Empresariales?

Yo estaba cursando un ciclo formativo de Peluquería y me dedicaba a ello, estaba independizada y de entrada no quería seguir estudiando. Al terminarlo, me enteré de que había la posibilidad de estudiar la diplomatura en Empresariales en horario nocturno, lo que me permitía trabajar de día, y pensé que los números podían irme bien. Por tanto, el factor decisivo fue tan sencillo como el horario y, por suerte, no me equivoqué.

¿Y qué te empuja, una vez finalizados estos estudios, a continuar con el grado en ADE

De hecho, entre unos estudios y otros pasaron varios años, seguí trabajando, fui madre... y cuando me decidí a estudiar Administración y Dirección de Empresas (ADE) ya había abierto una gestoría propia y el proyecto profesional era un aliciente para obtener otra titulación. Como colaboradora de Hacienda y de la Seguridad Social, hay que tener unas acreditaciones mínimas, lo cual, por así decirlo, me empujó a volver a estudiar.

«Conservo muchas amistades de esos años. Había mucha cooperación entre nosotros, ya que teníamos perfiles similares y muchos compaginábamos trabajo y estudios»

¿Cómo recuerdas tu paso por la UVic y qué valoras más?

Quizás no soy demasiado objetiva diciendo esto, porque no he estudiado en ninguna otra universidad, pero creo que no me equivoco cuando digo que el volumen de estudiantes por aula de la UVic permite una atención muy personalizada: lo tienes todo al alcance, y el contacto y la dinámica con los profesores es muy fácil. De hecho, con algunos de los docentes todavía tengo contacto y recuerdan nuestra promoción de Empresariales como un grupo muy bonito. Conservo muchas amistades en ese grupo de trabajo, y recuerdo que había mucho apoyo y mucha cooperación entre nosotros, ya que teníamos perfiles similares y muchos compaginábamos trabajo y estudios. Por lo contrario, en el grado en ADE coincidí con un perfil muy diferente, de personas más jóvenes que yo y que sólo estudiaban. Como es lógico, no terminé haciendo tantas amistades, pero las que surgieron, las recuerdo con cariño.

¿Cuál ha sido tu camino en el mundo empresarial?

Cuando estudiaba Empresariales empecé a buscar trabajos relacionados con este ámbito, a tiempo parcial, básicamente para acumular experiencia. Poco a poco me fui sintiendo cómoda, y me fueron saliendo nuevos trabajos, con mayor responsabilidad, más retribuidos... que aumentaron mi valor profesional y personal. Y entonces llegó la crisis del 2008, la empresa en la que trabajaba cerró y, aún no sé cómo, corrió la voz de que no tenía trabajo y me empezaron a contactar empresas para proponerme trabajar con ellas. Fue en ese momento en que decidí crear mi propio negocio... Así empecé, sin despacho, sólo con el portátil y en un contexto que puede parecer incoherente: todo el mundo cerraba el negocio y yo me proponía gestionar empresas... pero fui haciendo rodar la rueda y, de repente, todo se disparó.

«Empecé sin despacho, sólo con el portátil y en un contexto que puede parecer incoherente: todo el mundo cerraba el negocio y yo me proponía gestionar empresas»

¿Y fue entonces que creaste Thot Gestió, tu propia empresa?

Fue en 2012. Habían sido tres años muy duros, no sólo para mí, por supuesto, sino a escala global, y de sociedad, porque estábamos en medio de una crisis. En mi caso, entré en un mercado que estaba por los suelos y en el que tenía que demostrar que era buena. Costó... pero 2015 hubo un punto de inflexión y la empresa hizo un boom. Ahora tenemos una oficina en Manlleu y somos tres personas, una de las cuales es mi hermana y la otra, por cierto, es una ex compañera de Empresariales. A veces hay golpes de suerte.

En un sector como el de la asesoría, ¿cómo se hace para diferenciarse de los demás, ser original o singular?

Llevamos temas fiscales y contables, pero con un nivel de personalización muy importante. Uno de nuestros puntos fuertes y que pienso que más aprecian nuestros clientes es que les solucionamos cualquier problema lo más rápidamente posible, con unas garantías que les permiten despreocuparse tan pronto como nos lo han trasladado.

¿El gusanillo del emprendimiento ya lo habías tenido siempre?

No... de hecho, en ningún momento, mientras estudiaba Empresariales, me planteé montar una empresa propia. Pero sí creo que las aptitudes necesarias para ser emprendedora siempre las he tenido, la voluntad de desarrollar cosas a partir de ideas que se me ocurrían... Lo que pasa es que en ese momento, o en aquella época, no era consciente de que eso significaba ser emprendedora.

¿Cuáles son estas aptitudes esenciales para emprender?

Es necesario tener actitud y ganas, mucha disciplina y mucha constancia. Tener los conocimientos, pasar por la universidad es importante, pero no te lo enseña todo. Tienes que buscarte la vida y espabilarte para encontrar soluciones en cada momento a los problemas o situaciones que te vas encontrando, porque no puedes saber hacerlo siempre todo. Con el tiempo y el trabajo llegan las recompensas personales y económicas. Ahora bien, también estoy convencida de que no todo el mundo sirve para ser emprendedor, como tampoco para ser trabajador por cuenta ajena. Cada uno debe encontrar el sitio en el que encaja.

¿Y las principales dificultades de emprender?

No tener la actitud necesaria, es una. La otra, sobre todo en algunos sectores en los que la inversión inicial debe ser muy grande, es no tener resuelto lo económico. En mi caso no fue así, puesto que empecé con un ordenador y desde casa.

«Al estudiante que quiere emprender, le diría que no se rinda, que cree un proyecto sólido y que se dé un margen de tiempo, porque los números deben salir, pero los inicios cuestan»

¿Qué le dirías a un estudiante de Empresa actual, que está pensando en emprender?

Le diría que no se rinda, y que tenga un proyecto sólido y con unas buenas bases detrás. Y que se dé un margen de tiempo, porque los números deben salir, pero los inicios cuestan. También, sobre todo, le diría que emprenda con el corazón, haciendo algo que realmente le apasione, pero que trabaje con la cabeza.

Hace poco que has empezado a impartir clases en un ciclo formativo de Teknós. ¿Cómo ha sido volver a la UVic tantos años después?

A veces no me lo creo, que ahora yo sea la profesora... Me pone muy contenta y me siento como en casa, porque en la UVic viví unos años muy intensos y muy bonitos al mismo tiempo. De hecho, acabo de empezar y sólo hago una asignatura del Campus Profesional sobre Empresa y Emprendimiento en dos ciclos formativos que se juntan en mi aula. Eso sí... los estudiantes actuales son muy diferentes de cuando yo lo era: los valores, el respeto y el talante han cambiado mucho.

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